domingo, 7 de marzo de 2010

Fluir Nocturno


A Noelia la atrapa la noche; se ve sumisa ante ella, de alguna manera encerrada; no le queda más que esperar ocho horas para ver amanecer. Se podría decir que está en prisión, sin escapatoria por ocho horas. Noelia es libre a medias, aunque en el día también soy libre a medias, se dice a ella misma. ¿Qué es lo que cambia? ¿el sol? Claro, se esconde y ¿con ella, qué ocurre? Se esconde también, Noelia juega a las escondidas más largas en sus pensamientos, divaga en sus dudas, se remueven sus entrañas y comenta, sobre ella, sobre ti; pero no sobre nosotros, no existimos más, se dice nuevamente.
Vuelan preguntas, la oscuridad la invade, sin embargo se ilumina su mente. Se pregunta cuándo regresarán los pájaros que emigraron en busca de buen tiempo, ¿lo encontraron? Todos los años los ve irse, y su regreso es incierto: será que justo vuelven cuando ella duerme y no cantan para no despertarla o será que solo encontraron ese buen tiempo. Sí, es eso.
Mañana me iré volando como un pájaro, emigraré como un ave, me alejaré como la luz, escaparé como los humanos; si tengo suerte también lo encontraré, nada se pierde yéndose de un lugar que no quieres, no habrá nada peor que permanecer inmóvil junto a la ráfaga del egoísmo, no creo que más allá exista la sociedad.
Ahora comprendo por qué preferías la noche, me iré como tú lo hiciste, despacio en la soledad; Noelia también la prefiere.
[A propósito de una conversación con etcetero.]